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La baja en la calificación de riesgo crediticio que la agencia Standard&Poors le otorgó a Chile es de suyo difícil de aplicar a la vida diaria.

Implica que pueda encarecerse el crédito para la inversión en el país y la mayoría en menor o mayor grado coincide en que se debe al bajo crecimiento por factores externos – el precio del cobre- e internos como el costo de las reformas.

En suma, estamos gastando más de lo que producimos. Pero no son sólo números, la nota de la calificadora de riesgo debería tener efectos en las campañas.

Osvaldo Rosales, advertía hace días desde el comando de Alejandro Guillier  que ” 4 años más de crecimiento al 2% generaría un escenario de ingobernabilidad política mayor” y el Ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, tantas veces caricaturizado como el malo de la película, llamó a buscar votos en la “sensatez” y no en la facilidad de hacer política colgándose del populismo… y he ahí el dilema o la responsabilidad de las campañas con sus electores.

Cuadrar  las legítimas demandas sociales con un requisito ” sine qua non” el crecimiento.

 

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