{"multiple":false,"video":[]}

Precariedad social, familiar y personal. Esa fue la razón entregada en un informe de la red hospitalaria UC para no ingresar a Daniela Vargas de 13 años a la lista de espera para un trasplante de corazón. 16 días después, Daniela murió.

La UC sostiene que no fue un problema de recursos económicos, sino de la ausencia de un entorno que se hiciera responsable del complejo proceso pre y post operatorio sin el cual un trasplante no tiene posibilidades de éxito.

Daniela estaba bajo cuidado del Sename, y el ministerio de Salud respaldó la medida de la UC a través de la Comisión de Trasplante. Las tres partes tienen argumentos y explicaciones para deslindar responsabilidades, aunque la ministra sí admitió hoy problemas de coordinación en el análisis del caso entre el Sename y el ministerio.

En vez de crear las condiciones para hacer viable el procedimiento, o evaluar mejor las que existían, simplemente se le negó el derecho a Daniela. Los días pasaron, el Ministerio reevaluó su decisión pero no envió el oficio.

Nadie puede asegurar que Daniela se habría salvado de haber entrado en la lista de espera. Pero sí podemos afirmar que no se hizo todo lo posible por salvarle la vida a una niña que estaba bajo el cuidado del Estado.

Ya es tarde para Daniela y es necesario que se determinen responsable. Ojalá que no lo sea para otros niños que terminan pagando las culpas por donde nacieron,,por los padres que los abandonaron o por un Estado y una sociedad indolentes al hacerse cargo de ellos.

 

Tags:

Deja tu comentario