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(CNN Español) — Es sabido que comer fuera de casa frecuentemente incrementa la ingesta de azúcares y grasas perjudiciales para la salud. Pero un nuevo estudio sugiere que hay otra razón para que comas en casa más a menudo: los ftalatos.

Los ftalatos son sustancias químicas potencialmente dañinas que se encuentran en cientos de productos de consumo, incluyendo perfumes, spray para el pelo, champús y los plásticos usados en el procesamiento y envasado de alimentos.

El consumo de esas sustancias químicas se ha vinculado con defectos de nacimiento en niños así como problemas de comportamiento y obesidad en niños más grandes y adultos. La exposición en el útero puede alterar el desarrollo del tracto reproductivo masculino, lo que da como resultado un descenso incompleto de uno o ambos testículos.

Los científicos también sospechan que los químicos pueden alterar las hormonas y pueden causar problemas de fertilidad. Estos están vinculados con la obesidad infantil, asma, problemas neurológicos y problemas cardiovasculares, incluso el cáncer.

“Los ftalatos son un tipo de sustancias sintéticas químicas conocidas por ser perturbadoras endocrinas, lo que significa que afectan las hormonas en el cuerpo”, dijo la doctora Sheela Sathyanarayana, profesora asociada de pediatría en el Comité Asesor de Protección de la Salud Infantil en la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos, que no estuvo involucrada en el estudio. “Las hormonas son esenciales para las funciones normales del cuerpo como la reproducción o el metabolismo”.

El estudio, publicado este miércoles en la revista Environment International, encontró que los niveles de ftalatos de los participantes que habían comido en restaurantes, cafeterías y restaurantes de comidas rápidas el día anterior eran un 35% más altos que aquellos que dijeron haber comido alimentos comprados en un supermercado.

Aquellos que cenaron fuera de casa estuvieron probablemente expuestos a la sustancia química a través de alimentos que habían estado en contacto con paquetes plásticos, dijo Ami Zota, profesora asistente de salud medioambiental y ocupacional en la Universidad George Washington y quien lideró el estudio.

La idea principal es que la comida que se hace en restaurantes y cafeterías puede estar en contacto con materiales que contienen ftalatos en parte porque porciones de la comida está hecha en ubicaciones descentralizadas”, dijo Zota.

“La mayoría de los ftalatos que preocupan más desde una perspectiva de salud son los plastificantes; estos son agregados para hacer los plásticos más suaves”, agregó. “Se agregan a los envases de alimentos, pueden estar en guantes para manipulación de alimentos y se pueden encontrar en los tubos de alimentos”.

El estudio se basó en información recogida entre 2005 y 2014 de la Encuesta Nacional de Salud y Análisis de Nutrición, que se realiza cada dos años por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por sus siglas en inglés). Esta incluyó a 10.253 personas a quienes se les preguntó sobre sus hábitos alimenticios las pasadas 24 horas y quienes proporcionaron muestras de orina para evaluar los niveles de ftalatos en su cuerpo.

Los investigadores encontraron que cerca de dos tercios de los consultados reportaron haber comido fuera de casa el día anterior. Aquellos que comieron fuera de casa también tenían niveles significativamente más altos de metabolitos de ftalato en su orina.

Esta asociación fue consistente en todas las edades, géneros y etnicidades, pero fue más fuerte entre los adolescentes que comen fuera de sus casas: ellos presentaron niveles de ftalatos 55% más altos que aquellos que comían en casa.

“La asociación entre la exposición a los ftalatos y comer fuera de casa existió entre todos los grupos de edad, pero la magnitud de la asociación fue más alta para los adolescentes”, dijo Zota. “Ciertas comidas, especialmente hamburguesas y otros sándwiches, también están asociadas con el aumento en los niveles de ftalatos, pero solo si fueron comprados en un establecimiento para comer fuera de casa”.

Esta no es la primera vez que los niveles de ftalatos han estado vinculados a fuentes alimenticias. En 2016, Zota lideró un estudio que mostró una conexión entre la exposición a los ftalatos y restaurantes de comidas rápidas. El nuevo estudio expande esta investigación al mostrar que el vínculo persiste incluso cuando se come en otros tipos de establecimientos, como restaurantes y cafeterías, dice ella.

El año pasado, un reporte encontró altas concentraciones de ftalatos en mezclas de macarrones y queso, lo que provocó un impulso para la regulación adicional de los productos químicos en los alimentos. Aunque la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) monitorea los niveles de ftalatos en varios cosméticos, no regula su presencia en productos alimenticios o bebidas.

Las políticas necesitan enfocarse en reducir la exposición ftalatos en productos procesados. Los fabricantes de comida necesitarían saber de las fuentes de contaminación y trabajar en reducirlos”, dice Sathyanarayana. “La otra manera de enfrentarlo es tanto reducir como prohibir el uso de ftalatos en la comida manufacturada.

La buena noticia, sin embargo, es que los ftalatos solo se quedan en el cuerpo por un día. Cambiar tus hábitos de consumo y consumir más comida hecha en casa podría, por lo tanto, tener beneficios de salud casi inmediatos.

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