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El estricto código penal en Malasia contempla la pena de muerte para varios casos. 

Este tema cobró relevancia luego de que dos jóvenes chilenos fueran condenados a la horca por estar envueltos en un confuso incidente que terminó con la muerte de un ciudadano malayo.

 

¿Por qué te puedes ir a la horca?

La legislación del país asiático contempla una serie de causales en los que una corte podría determinar una sentencia de muerte. Uno de ellos es el homicidio.

Sin embargo, la medida puede llegar para personas sentenciadas por otros delitos que no necesariamente terminen con una víctima fatal. 

Entre estas figura el porte de armas durante un robo y que sea usada para dañar o intentar matar durante el ilícito. Aquella persona, y los acompañantes que no puedan probar que hayan intentado prevenir que el arma sea descargada, podrían ser llevadas a la horca.

Similar final tendrían aquellos que también descarguen un arma -o quienes no lo eviten como cómplices- durante un secuestro o un robo en una casa particular. 

También es penada con esta dura sanción el tráfico de drogas, pese a que altas autoridades han considerado quitar este cargo de la lista durante la última década, según consigna el Cornell Center on the Death Penalty Worldwide.

Víctor Eduardo Parada, un boliviano de 30 años, fue condenado a la horca el 5 de enero por introducir 450 gramos de cocaína al país.

El límite para ser considerado traficante es de 40 gramos para esa droga. Por lo tanto, cualquier persona que supere dicha cifra, o los 200 gramos en el caso de la cannabis, podrían ser ejecutados.

Con todo, la medida no se aplica para personas menores de 18 años, mujeres embarazadas -para quienes la pena máxima es de 20 años- y para personas con enfermedades mentales.

 

¿Cuántos van?

Según Death Penalty Worldwide, a julio del año 2015, al menos 1.043 reclusos habían sido ejecutados.

 

¿Y qué pasó con los chilenos?

De acuerdo a nuestro medio asociado La Tercera, en 2017 Felipe Osiadacz y Fernando Candia pelearon con un sujero en el ascensor del hotel en el que se hospedaban. Tras una violenta discusión, uno de los chilenos redujo al ciudadano malayo con una llave en el suelo, momento en el que este último falleció de un paro cardiorrespiratorio. 

Según el padre de Osiadacz, su hijo “está acusado de homicidio, sin considerar que fue una muerte accidental, en circunstancias que él fue la persona agredida y sólo trató de inmovilizar a su agresor”.

Todavía se desconoce cuales son las gestiones que Cancillería ha realizado para tratar con la situación, pero sí han reconocido el préstamo de asistencia.

El jucio que decidirá el desenlace de los jóvenes se iniciará el 29 de mayo próximo.

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